Existen dos tipos de lactancia: la que deseas y la que consigues. Las que hace tiempo que estáis aquí detrás leyendo mis peripecias sabéis que no lo he tenido fácil con ellas.
Mi primera lactancia fue un coctel de inexperiencia, mal asesoramiento, dificultades físicas y una salud emocional que brilló por su ausencia. Con todo esto, conseguimos 22 meses de lactancia materna exclusiva, pero con unas cicatrices que he ido arrastrando durante mis tres maternidades. Pasar por esta primera lactancia de manera tan traumática: sola a los 15 días, sin ayuda, con un bebé que no paraba de llorar me enseñó muchísimas cosas, y sin duda fue allí, dónde empezó mi trabajo personal más grande.
Mi segunda lactancia empezó de manera muy similar a la primera, pero empecé a ponerle remedios desde el día 1. Osteópatas, fisioterapeutas, pezoneras, parches… una reacción muy rápida y que hizo que tanto yo como mi pequeña nos sintiéramos a gusto y disfrutáramos de la lactancia soñada.
Mi tercera lactancia empezó igual que las dos anteriores, con sus particulares cada una, pero con las mismas dificultades en la boca a la hora de mamar. Como hice con la segunda acudí a todos los profesionales que me ayudaron a conseguirla, pero esta vez no pasó lo mismo. Esta vez la retrognatia era mayor, el bebé era distinto, mi pecho era distinto y por supuesto, la situación en casa era distinta. A este combo se le sumaron episodios de salud (tanto para mi peque como para mi) que añadieron, si cabe, más piedras en el camino.
La lactancia materna es la mejor opción. Es la frase que todas conocemos y que nos hemos cansado de escuchar, algunas como un lema al que seguir, otras como un lastre que hemos ido cargando. Lo que se nos olvidó contar, decir o leer es que la frase no termina aquí.
La lactancia materna es la mejor opción si…
Es lo que la madre desea
Si puede acceder a ayuda profesional actualizada
Si tiene apoyo familiar y social
Si no está sola
Si no aparecen complicaciones y dolores que no se van
Cuando todas estas premisas van a nuestro favor, puedo decir con la cabeza bien alta que sí, que la lactancia materna es la mejor opción. Cuando empiezan a fallar demasiadas patas a este binomio, se puede convertir en una auténtica pesadilla.
Si, por supuesto que podría haber luchado más por intentar establecer una lactancia materna con mi tercero, pero me cansé de remar a contracorriente. Tenía que focalizar tantas fuerzas en ello: su postura, mi postura, mi pecho caído y grande, estimular para aumentar la baja producción, calmar sus llantos de hambre y de frustración al no poder sacar lo que necesita… Que ya no tenía fuerzas para nada más. No tenía fuerzas para mis dos hijas, para mi pareja, para mi… De nuevo sentí que la lactancia se me estaba llevando por delante, que no estaba disfrutando de los primeros meses del último bebé que tendría en brazos.
La frase de mama feliz, bebé feliz, tengo que admitir que siempre me ha rechinado un poco. Y es que es cierto que no todas las cosas en esta vida son fáciles y no por ello, no son buenas. La lactancia materna, aún con todas las premisas anteriores comentadas a nuestro favor, es un acto de sacrificio. Los inicios no son fáciles para nadie: instaurarla, coger la postura, superar las crisis de lactancia que van viviendo, la dependencia de la madre para proporcionar el alimento a su bebé y la responsabilidad que eso conlleva.
Como os decía arriba, los inicios son duros y a menudo, las mejores cosas de nuestra vida, cuestan pero merecen la pena. A toro pasado y mirándolo con perspectiva, puedo decir que los males de la segunda lactancia merecieron la pena, los de la primera no. Si pudiera coger y abrazar a aquella Esther del pasado con su primer bebé, que se quedaron solas más de 13 horas cada día a los 15 días de nacer las dos, sin que ningún profesional pudiera decir hasta los 3 meses qué era lo que le pasaba a la pequeña… si pudiera abrazarla, le diría que no le diera el pecho. Que el valor nutricional y el vínculo mama/teta/bebé no iban a compensar el dolor que sufrirían las dos durante tanto tiempo.
Como todo en la vida, ésto lo sabemos una vez lo hemos vivido. Y han sido estas mismas vivencias, las que nos convierten en las personas que hoy somos. La vida me regaló una segunda lactancia llena de luces, con sus sacrificios, sus épocas malas y duras, por supuesto. Pero pude sentir aquella magia que había leído en los libros y aquel «clic» que se hace en la mirada de la madre y el bebé que mama.
Llegó un momento con mi tercer hijo que me di cuenta que nuestra lactancia se estaba empezando a parecer más a la primera que a la segunda. Que por mucho que luchara y luchara había cosas que no dependían de mi. Tardé días, incluso semanas en estar preparada para decirlo: quería dejar la lactancia materna. Tomaba la decisión, cambiaba de rumbo. Por mi, por mi bebé y por mi familia.
No me sentía mala madre por ello, no me culpabilizaba. Sabía 100% que sería igual de buena madre para el, lo alimentara como lo alimentara. Sabía que solo yo le daría el biberón a mi pequeño, que lo haría mirándolo a los ojos, tocándolo, desnudos, piel con piel. Que no lo dejaría con nadie más, aunque pudieran alimentarlo por mi; que haría exactamente lo mismo que había hecho con las otras dos, pero que esta vez, la leche que lo alimentaría no sería únicamente la mía.
No sentía culpa, sentía pena. Una pena profunda, un duelo. Pasé un duelo durante días asimilando, en silencio, que no tendría la lactancia que había deseado, si no la que me había tocado y la que había decidido según las circunstancias que vivíamos en aquel momento. Sentía pena por no poder vivir lo que sabía que me perdería, las etapas que ya no iba a revivir jamás. Esas siestas tumbados los dos en el sofá, esa sonrisa con el pezón en la boca, esas inspecciones con el dedito curioso de saber de dónde sale su alimento. Sabía que no viviría esas miradas conectadas, que por mucho que me esforzara en seguir haciéndolo igual, ahora había algo más externo entre nosotros dos, a parte de nuestros cuerpos. Y no es lo mismo, por supuesto que no lo es. Os estaría mintiendo a todas si os dijera que es lo mismo dar el pecho que dar el biberón. Pero hay veces que el precio a pagar es demasiado alto. Y es por ello que necesité algunas semanas para despedirme de este episodio más de la vida.
Superado el duelo, estamos en este otro episodio, primerizos de nuevo, de familiarizarnos de esta nueva manera de alimentar a nuestro bebé. Estamos encontrando el equilibrio en la lactancia mixta, y estamos, incluso, disfrutando de ella. Por supuesto, no todo es oro lo que reluce, y tenemos nuestras cimas que subir, pero ahora ya no pienso en todo lo que dejo de vivir con él, si no todo lo que nos espera.
La maternidad, ese increíble viaje de crecimiento personal, que aún viviéndola por tercera vez, tiene todavía cosas por enseñarme. Estoy orgullosa de la decisión que he tomado, estoy convencida de ello y estoy recuperando las riendas para disfrutar de esta preciosa familia de 5 que la vida me ha regalado.
Yo también pasé por algo parecido. Al final deje la lactancia y fue una decisión dura y muy dolorosa , pero empezando otra etapa y la disfrute mucho . Cuando no se puede no se puede , pero lo bueno sabes que es ? Que luchamos por conseguirlo aunque no fuera posible. Yo también abrazaros a mi Yo del pasado.
Un beso Esther, este post me ha tocado mi espinita 😘
Precioso Esther, gracias por compartir y dar luz.
Comparto el binomio de la maternidad y cada situación es diferente y toca disfrutarla. ,❤️🙏
Hola, Esther. Mi primera lactancia duró 7 meses (sólo) por inexperiencia, mal asesoramiento y por mil y una historias más relacionadas con la depresión posparto. Dejar la lactancia materna fue una especie de liberación.
Con la segunda ha sido un poco como la tuya con Món: problemas con el pecho, un mal agarre, mucho estrés, un bebé que no ganaba peso, un mayor más demandante… Mucha culpa por tener que recurrir al biberón, pero he aprendido a no regodearme en esa pena y, aunque mi hija se ha quedado pequeñita de talla, está sana y come feliz.
¡Gracias por compartir vuestra experiencia!
Esther, com sempre, molt ben explicat, amb paraules tendres i expressant la teva vivencia. Tens raó quan dius que no crees el mateix vincle amb lactancia materna i amb artificial, pero de vegades es millor el vincle que crees amb una lactancia artificial ‘volguda’ que no pas una lactancia materna ‘obligada’ . Jo he forçat les meves dos lactancies maternes… perque tenia baixa producció de llet, i assesorada per especialistes, i la lactancia mixta va ser la meva millor opció. Quan vaig veure que la lactancia mixta funcionava ( despres de setmanes de plors, per deixar la lactancia materna exclusiva) em vaig adonar q disfrutava molt mes dels nens així, i els hi transmitia molta mes calma que amb la lactancia materna exclusiva. Cada mare i cada fill necessita opciona diferents, i les condicions socials i familiars influeixen moltíssim. Crec que ningú s’ha de sentir mala mare per no donar el pit. S’ha de deixar de jutjar a la gent, i pensar en la persona i em que necessita.
Felicitats per aquest post tant, tant ben explicat
Gràcies per la teua generositat.
Pues no puedo mas que felicitarte x encontrar el camino, y x haberlo luchado, Esther.
En mi primera lactancia no encontramos el problema xo la nena no cogia el peso debido, lactancia mixta desde los 3 meses, con mucha presion incluso d la pediatra q no queria q le diera formula (xo no se molesto en absoluto en ver q pasaba), y vaticino q en un mes la teta se acabaria. 16 meses d lactancia, con poquitos suplementos. Y cambio d pediatra claro. Lo pase muy mal pero cuando la niña cogio peso y se la veia saciada senti mucha paz.
Ahora con la segunda llevamos 3 meses d LME, con bronquiolitis d por medio tb… esto casi siempre es una carrera d obstaculos en mayor o menor medida…los dias q toca revision y bascula lo paso fatal, tengo el poso de la vez anterior. Sera lo q tenga q ser y tengo muy claro q tiene q fluir…xo se q cuesta mucho muchisimo y q no salga al 100% es un duelo q ademas no todo el mundo entiende y acompaña. T abrazo!
Llorando estoy con la frase final. Qué bien escribes y expresas todo. Un abrazo enorme y gracias por compartir.
Gràcies per compartir la teva experiència, m’ha emocionat la teva sinceritat. Ets una valenta i una marassa. Una abraçada!
Gràcies per explicar les teves experiències. Crec que són i seran de gran ajuda per moltes mares.
No entenc les crítiques cap a ningú a les xarxes socials, però encara menys criticar a una persona que exposa la seva intimitat per compartir,per ajudar.
Jo et dono les gràcies i t’envio forçes!!!!
Amb la primera filla vaig estar 13 mesos de lactància materna, els 2 primers mesos, però, van ser molt durs per culpa de la inexperiència, clivelles, dolor….
Amb el segon fill només he pogut estat mes i mig amb lactància materna. No vaig poder aguantar tant de dolor, clivelles, mastitis… Vaig passar unes setmanes de dol, de plorar per no poder donar-li pit, de no poder tornar a viure el mateix que amb la primera lactància. Però finalment ho vaig acceptar: «Más vale biberon con amor que teta con dolor». Ara el petit i jo gaudim d’una altra manera i, tot i ser diferent que estar al pit, també és màgic.
Ànims!!
Esther, enhorabuena! por tu valiente decisión, por compartirlo con nosotras y por ser la madre que cada una de tus crías necesita. Gracias por ser ejemplo e inspiración.
Llegint la teva vivença, m’ha fet recordar les meves . Ambbel primer fill va ser nomès de 4 mesos, inexperiencia, mal assesorament, poca cantitat…molt estres extern, sense ajuda, la meva parella i jo obriem negoci, vem tenir que mudar-nos de casa, va ser tot molt dur, i al final, per la salud del petit va ser lactancia de formula. Però la conexió entre nosaltres hi era. El meu petit menjava, i no patia gana, i els plors van anar marxant.
Amb el segon als 6 mesos va començar a jugar amb els meus mugrons, els mossegaba, i per a mi donar-li el pit va començar a ser angoixant, tremolava cada cop que tocava donar-li el pit. El més terrible, esque tampoc volia llet de formula, vem provar mil marques i res. Ara té 13 mesos, i continua sense pendre llet de formula, ara comencem a veure si vol algun tipus de llet…
No m’arrepenteixo de cap decisió presa. Cada mare i cada bebe son diferents, i no per no fer lactancia materna exclusiva s’ha der ser mala mare. Estimu els meus petits com a ningú, i ells son feliços.
Ánims a totes les mamis!!!
Gràcies Esther ❤
Gràcies per compartir.
Tens molta sort en haber viscut aquestes tres lactàncies, en haber sigut conscient i en haber vist en prespectiva tot.
En el meu cas l’obessió per seguir la lactància em va dur a una situació molt greu de depresió i estrés fins que el propi cos va dir prou, no sortia llet…
Tan debò no hagués tingut por a donar un biberó en el seu moment, hagués escollit viure-ho amb normalitat, acceptar…la lactància va acabar d’un dia per un altre.
Gràcies per fer-me veure aquesta experiència.
Plorant em deixes Esther. Quin post tan bonic, tan real i tan sincer. I ploro no pq m’hagi passat el mateix, a mi, per sort, les dues lactàncies i em van anar molt bé, molt boniques i en guardo molt molt bon record, només amb la segona vaig tenir dolor els primers dies i vaig acudir a una professional q em va ajudar molt i va ser tema postural. A més la segona ho va anar deixant de manera tan natural, que es va acabar mica en mica sense un moment final, i va ser una de les poques bones coses del confinament, ens va regalar una mica més de temps. Però sé què és aquest dolor i sé q així no es pot viure i no es pot continuar. I sempre he estat conscient que podia o no podia anar bé. La gent em preguntava abans de néixer que què faria, si lactància materna o artificial, i jo sempre els deia, jo ho intentaré, però no sé com anirà. Sabia que era una cosa que com dius no pots decidir tu sola i ja està pq hi ha molts factors que no depenen de tu. Enhorabona per aquesta família tan bonica que teniu! Una abraçada!
Gracias por contarlo.
Es difícil de asumir, pero es otra forma de alimentar a tu bebé tan buena como otra porque es la que habéis decidido con las circunstancias que os ha tocado vivir, a mí también me costó asumirlo, pero es así.
Lo importante es que estéis bien los dos, los 5 más bien.
Ánimo y un abrazo.
3anys han passat desde la nostre horrible lactancia, res estaba al nostre favor. I en el moment que vaig sentir que no volia agafar al meu fill per donar-li el pit vaig veure que teniem que solucionar la situació. A la setmana de prendre biberó va engreixar 1/2 kilo pobre. Després de 3 anys se q es el millor q vaig fer pero la culpa segueix estan. Se que poc a poc va marxant pero costa. Ara estem buscan el segon i tinc molts dubtes de que fer amb el tema lactancia, no vull passar per lo mateix, però a l’hora pensó q pot ser diferent i anar bé.
Gràcies per les teves paraules. Ets un sol.
com ajuda veure que tot es por deixar!!!